Por la mirilla,
cotilla,
escudriña, todo en vano,
sin atreverse a pasar.
Hace tarde de verano,
reina un calor sin piedad…
La llegan, quedos, sonidos,
susurros, suspiros, un
jadear…
Y otros ruidos silenciados,
como de cuerpos luchando,
abrazados, enlazados al
azar…
Y por fin se cuela sin
prisa,
por la ventana, esa brisa,
abierta de par en par.
Se atreve al oír las risas
que anuncian presto final,
llega, y pone el colofón
a esos sudorosos juegos,
a los que prendieron fuego
las ascuas de nuestro ardor.
Bienvenida a esta, tu cama,
caben tres donde están dos,
ven y alivia este calor.
No te andes por las ramas,
pasa brisa, por favor…
Satisfechos y rendidos,
agradecemos, transidos,
este frescor repentino,
tras las llamas
del amor.